lunes, 30 de junio de 2014

Del sitio de Baler y los últimos de Filipinas

Tal día como hoy, 30 de junio, felicidades JuanMa, pero del año 1898, fue el inicio
de una de esas hazañas que sólo ocurren en España y si son llevadas al cine, el protagonista suele ser inglés o americano...
Hablábamos no hace mucho de la guerra del 98 en la entrada "Mas se perdió en Cuba y volvieron cantando, de los Héroes de Cavite y Santiago de Cuba", y de lo que hubiera cambiado la guerra si se hubiese desarrollado el submarino de Peral en la entrada De Isaac Peral y su submarino.

Entrando en antecedentes, a España le quedaba poco del Imperio que vio Felipe II, Cuba y Puerto Rico en el Caribe y Filipinas, Guam y unas islas deshabitadas, que teóricamente aún son españolas, ya que no aparecen el el tratado de París, que da fin a la guerra y al Imperio Español.
Debido al descontento general con la metrópoli, a que el gobierno español era un desastre, tras guerras carlistas, primera república y malos gobernantes, en Filipinas, ayudados por los Estados Unidos, que a la postre intentarían quedarse con el archipiélago provocando la guerra filipino-estadounidense, que, daría lugar a la independencia de Filipinas, los filipinos luchaban por su independencia, unos con José Rizal a la cabeza que querían seguir dentro de España pero dejando de ser colonia y pasando a ser provincia, otros que, serían los vencedores, con Emilio Aguinaldo a la cabeza, que querían directamente la independencia, y son estos a los que ayudaría después Estados Unidos y con quienes lucharía mas tarde.

En las Filipinas no había destacamentos muy grandes, se habían resulto los problemas, o eso se creía después del Pacto de Biak-na-Bato, firmado, el 23 de diciembre de 1897, entre Primo de Rivera y los rebeldes. Los líderes independentistas como Emilio Aguinaldo, emprendieron el camino del exilio, no sin antes recibir dinero del gobierno español con el fin de asegurar su subsistencia en el extranjero. La paz, después de muchos esfuerzos, parecía asegurada. de tal forma que en muchas guarniciones como la de un pueblo llamado Baler, se produce el relevo de una guarnición de 500 hombres por sólo 50, todo estaba en paz. Fue entonces cuando entró en escena un actor imprevisto, Estados Unidos. Como hemos comentado los independentistas filipinos estaban financiados por los Estados Unidos, cuya intención era hacer un protectorado como hicieron con Cuba y Puerto Rico. Aprovechando el hundimiento del Maine, que pudo ser provocado por los propios estadounidenses, los Estados Unidos declaran la guerra a España, lo que en filipinas da alas a los independentistas para atacar las posiciones españolas.

Tras el hundimiento del Maine en Cuba y la derrota en Cavite el 1 de mayo de 1898, los líderes independentistas  con Aginaldo al frente son llevados por los estados unidos a filipinas para que organicen un frente  para liberar Filipinas, el 12 de junio Aguinaldo declararía la independencia de Filipinas, y el día 30 un grupo de independentistas atacaría el retén de Baler dando lugar a una resistencia que duraría hasta 2 de junio de 1899 de 50 hombres a los que llamarían los últimos de Filipinas. Hay que tener en cuenta que la guerra oficialmente termina en diciembre de 1898 con la firma del tratado de París y su aprobación en Abril de 1899 y la iglesia de Baler capitularía el 2 de Junio de 1899.
Supervivientes de Baler a su llegada a Barcelona
Bajo las órdenes de Enrique de las Moreras y Fossi, que moriría cinco meses después de iniciado el sitio, en la iglesia de Baler quedarían cercados una dotación de cincuenta soldados y tropa con dos oficiales, el segundo teniente  Juan Alonso Zayas que estaba a cargo del Batallón Expedicionario de Cazadores nº 2 destinado en Baler, donde pereció tras casi 4 meses asediado, y el que a la postre terminaría comandando el destacamento hasta su honrosa rendición, el segundo teniente Saturnino Martín Cerezo, segundo al mando del destacamento de Cazadores.


Iglesia de Baler
En un principio los filipinos pensaron que la rendición iba a ser rápida, pero no se esperaban que el batallón se atrincherara en la iglesia y aguantara 337 días de asedio continuado, con pocos suministros y mucha imaginación.

Sea esta entrada en honor de los últimos de Filipinas, que una vez acabada la guerra resistieron por su fe en que el ejército español no se rinde jamás y que como contestarían a una de tantas ofertas de rendición "Nos une la determinación de cumplir con nuestro deber, y deberás comprender que si tomas posesión de la iglesia, será solamente cuando no haya nada en ella más que los cuerpos muertos. La muerte es preferible a la deshonra".

Después de muchos intentos por parte de los filipinos de que se rindieran, tras 11 meses de asedio, enfermedades, carencias y muchas penurias, llegó a Baler un emisario español, el Teniente Coronel Aguilar, al que al principio no creyeron cuando les contó que la guerra había terminado y que ahora los que estaban en guerra eran los filipinos con los estadounidenses, Aguilar deja unos periódicos en la entrada de la iglesia, y al ver en ellos un dato que no podía ser falso, como era el cambio de destino, a Málaga, de un íntimo amigo el teniente de la escala de la reserva de Infantería Francisco Díaz Navarro, que le había comentado que cuando terminara la guerra iba a solicitar destino en Málaga. Martín Cerezo da por buenos los periódicos y entabla conversaciones con los filipinos para buscar una rendición honrosa, redactando el siguiente escrito:

Ultima bandera española en Baler - Museo del Ejército












En Baler a los dos días del mes de junio de mil ochocientos noventa y nueve, el 2.º Teniente Comandante del Destacamento Español, D. Saturnino Martín Cerezo, ordenó al corneta que tocase atención y llamada, izando bandera blanca en señal de Capitulación, siendo contestado acto seguido por el corneta de la columna sitiadora. Y reunidos los Jefes y Oficiales de ambas fuerzas transigieron en las condiciones siguientes:
Primera. Desde esta fecha quedan suspendidas las hostilidades por ambas partes beligerantes.
Segunda. Los sitiados deponen las armas, haciendo entrega de ellas al jefe de la columna sitiadora, como también de los equipos de guerra y demás efectos pertenecientes al Gobierno Español.
Tercera. La fuerza sitiada no queda como prisionera de guerra, siendo acompañada por las fuerzas republicanas a donde se encuentren fuerzas españoles o lugar seguro para poderse incorporar a ellas.
Cuarta. Respetar los intereses particulares sin causar ofensa a personas.

Y, para los fines que haya lugar, se levanta la presente acta por duplicado, firmándola los señores siguientes: el teniente Coronel de la columna sitiadora, Simón Tecson. El Comandante, Nemesio Bartolomé. Capitán, Francisco T. Ponce. Segundo teniente, comandante de la fuerza sitiada, Saturnino Martín. El médico, Rogelio Vigil.

La tropa fue escoltada y se le dio salvoconducto para salir de Filipinas, en España se recibió con honores y diversos reconocimientos militares, dependiendo de la graduación.

Tras volver a España, se levantó causa porque Aguilar pensaba que el fin de tal resistencia era por los 9000 duros que habría en el destacamento y que querría quedarse Martín Cerezo, pero tras hablar con los supervivientes se desestimó la causa.


Mausoleo en La Almudena
Los restos mortales de los caídos en Baler, se trasladaron a Madrid y descansan en un mausoleo en honor a los caídos en la guerra de Cuba y Filipinas, en el cementerio de La Almudena.

En 1904 Martín Cerezo escribe un libro con sus memorias de esos días, que en 1935 sería prorrogado por Azorín con estas palabras:
"...En Luzón, a ciento ochenta kilómetros de Manila, se estaba escribiendo la página más brillante que desde Numancia, sí, desde Numancia, ha escrito el heroísmo español. Cosas muy admirables se han visto en la guerra europea; no se ha visto ninguna superior a la defensa de Baler.
Enrique de las Morenas, Juan Alonso y Saturnino Martín Cerezo, jefes del destacamento sitiado, son nombres que, con los de los muchachos acaudillados por ellos, pueden citarse junto a los más preclaros...

...La capitulación se hizo con todos los honores, los máximos honores, para los sitiados. Treinta y dos soldados fueron los que quedaron. ¿Qué nación en Europa puede mostrar ejemplo de tal heroísmo?".


Decreto que expide Emilio Aguinaldo dando salvoconducto a los militares españoles.

En total fueron sitiadas 60 personas, incluyendo los dos misioneros enviados por los filipinos, de las cuales 15 murieron enfermos de beriberi o disentería, 2 murieron por heridas de combate, 6 desertaron y 2 fueron fusilados por orden de Martín Cerezo tras ser declarados culpables de intento de deserción. En total sobrevivieron 33 militares y los 2 misioneros.

Sea esta entrada, no solo en recuerdo de esos últimos de Filipinas, sino de los mas de 5.000 españoles que acabaron sus días en esa guerra y de los que no se volvió a saber nada, ni fueron reclamados sus cuerpos después. D.E.P.


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