jueves, 31 de marzo de 2016

De leches y de Pepe Leches



Me preguntaba un amigo si sabia quién era el tal "Pepe leches" del dicho. 

Hay que decir primero que puede que el tal Pepe no existiera y se le sumaran todos los atributos de cegato por una historia primera y de ahí a la fama un paso.

Primero nos encontramos con un lechero sevillano del Viso del Alcor, miope el, que siempre acababa dándose golpes por todos lados, un día se vino a caer en un pozo que no tenía brocal, entre su trabajo y sus golpes, salió el dicho de "Pepe leches"

Segundo nos encontramos con un granadino, que tampoco veía bien, y que no paraba de darse costalazos, que acabó muriendo en plena guerra civil al intentar ordeñar un toro.

Tercero, un malagueño, también llamado Pepe, que le gustaba mucho el vino y cuando salía no veía demasiado bien, puede que por embriaguez o por defecto de visión.

La cuarta versión que he encontrado, la mas larga y completa, parece sacada de una comedia, nos cuenta la historia de un tal José Fernández Albusac, guardia municipal de Madrid, que no tenía problemas en cortar por lo sano y zanjar cualquier discusión o sancionar a cualquier viandante, rápido en utilizar los puños a diestro y siniestro, el decía 'ninguno es totalmente inocente cuando dos se pelean', lo que le valió el sobrenombre de Pepe Leches. 
El señor José Fernández, hacia 1845, sospechaba de la fidelidad de su señora esposa, entre eso y su mala vista,  le hacía pensar en regresar a su pueblo, alejado de la urbe y las murmuraciones de los conocidos, quería irse pero no perder el estatus y dignidad que le daba el puesto de guardia.
La mejor forma de conseguir todo eso, cree, es entrando en la Guardia Civil, cuerpo recientemente creado y donde posiblemente fuera destinado a un pueblo, por que no el suyo, donde sería respetado y su mujer alejada de las tentaciones de la capital. Es entonces cuando en una cena benéfica, a la que había sido asignado para prestar sus servicios, se entera de que viene el Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil, y aprovechando un momento distendido, José Fernández se dirige a convencer al Duque de Ahumada de su valía como futuro Guardia Civil, cuando se cree en su presencia, empieza a narrar sus méritos y proezas, aunque no se da cuenta que se lo está contando a la hija de los anfitriones y no al Duque, el Duque lo convence de que para entrar en la Guardia Civil hace falta vista de lince.
Por último cuentan que murió atropellado por una carroza fúnebre cuando intentaba cruzar la calle para ir a encontrarse con su sobrina.