Entrada publicada número 100 y pongo la mano en el fuego y no me quemo

Bueno, ante todo gracias todos los que habéis leído en algún momento este blog, algo que empezó con la idea de escribir todas las semanas y al final ha costado mucho llegar a este número 100.

Gracias a la familia, a mi hermano, que siempre me ha animado, a mis hijos por su curiosidad, que siempre me provoca seguir investigando, a mi mujer, que siempre me manda artículos para investigar, y a este idioma tan especial que llamamos español, otro día discutiremos si es español o castellano, o si el murciano ha de ser reconocido como lengua...

Empezamos allá por el lejano 2012, y hemos tardado casi 8 años en llegar a las 100 entradas, hemos dado la vuelta al mundo y me habéis leído en sitios tan lejanos como Nueva Zelanda (no hay más lejano), Sudáfrica, China, Egipto, Turquía, Chile o Canadá, o cercanos como Portugal, Francia, Marruecos o Argelia, y aunque me queda la espina de Groenlandia (algún día haré una entrada sobre la tierra verde) e Islandia, para terminar Europa, espero llegar a rellenar el mapa todo en azul algún día.

En segundo lugar vamos a hablar de poner la mano en el fuego, esa expresión que utilizamos muchas veces y no sabremos seguramente de donde viene.

Resulta que esta expresión viene de unos actos que se realizan a partir de las invasiones germánicas del imperio Romano, se llaman ordalías o juicios de Dios.

ordalía

Del b. lat. ordalia.

1. f. Prueba ritual usada en la Europa medieval y en ciertas sociedades para averiguar la culpabilidad o inocencia de una persona acusada, y una de cuyas formas es el juicio de Dios.

Resulta que esta práctica es importada a la Europa medieval con las invasiones de los pueblos Bárbaros, o las migraciones Germánicas (todo depende de quien lea), que solían utilizar estos "juicios de Dios" para dirimir ciertas "asperezas", luego serían utilizados como refranes o dichos pero en un principio, sería Dios mismo el que justificaría si tienes la razón o no...

Las pruebas podían variar desde meter la mano en un caldero con agua hirviendo, o a sujetar un hierro candente o un guantelete, si transcurrido cierto tiempo, la mano estaba sana, Dios le daba la razón al acusado, sino, pues merecía la pena que le fuera sancionada. La idea es que Dios no va a dejar de lado al que tiene la razón y El se pondrá de su parte y lo salvará de las heridas/muerte.

Otro juicio por ordalía, más antiguo aún, lo tenemos en la Biblia, donde se ejecuta un juicio de Dios en la lucha de David frente a Goliat, donde el pequeño y débil vencerá al fuerte y todopoderoso gigante. 

Investigando por ahí, como de costumbre en la página http://etimologias.dechile.net encuentro algunas otras cosas, que no encuentro en otros lugares, aquí encontré otra versión, sería la historia de Mucio Escévola, la que sería la razón de la frase, pues este ciudadano romano fue el que puso la mano en el fuego.

Resulta que allá por el año 510 a.C. se instaura la república en Roma con la expulsión de su último rey, Tarquino el Soberbio, éste conseguirá la ayuda del rey Porsena de Clusium y sitiará la ciudad. Será Mucio quien voluntariamente se ofrecerá para matar al rey, al no conocerlo mata por error a un escriba, y es apresado, al juzgarlo Mucio mete la mano derecha en el fuego ritual, y sin gritar dice que hay cien jóvenes como el que vendrán a matar al rey, que aunque a él lo maten, otros vendrán y terminarán la obra que Mucio ha comenzado, Porsena, impresonionado lo deja libre y levanta el asedio a Roma, Mucio recibe el sobrenombre de "Escévola", zurdo o manco, depende del lugar que mires.

Será esta historia la que dará origen a "meter la mano en el fuego", aunque aquí no sera como solemos decir y "no me quemo".

Por cierto Escévola, viene del latín scaeva, que aparte de zurdo, significa malos presagios, funesto, por aquello de lo siniestro, la izquierda, que es la mano que le queda a Mucio, o funesto es el hecho de perder la mano derecha...

Para el que quiera meter el hocico, aquí tiene más información, aquí, o aquí