Almorzando el otro día, entereme de que los ciudadanos de la pérfida Alvión, no tienen persianas en sus ventanas, o mejor dicho, es muy raro que tengan persianas en sus ventanas, por lo que el Osico, se puso a investigar...
Etimológicamente, Persiana viene del francés persienne, que al igual que en español, significa "de persia", pues hace referencia a esa zona, actualmente Irán, de la que se importó en el siglo XVIII, en todas las referencias que he encontrado hablan del año 1732, viene del francés porque son estos viajeros de la "ilustración francesa" los que en sus viajes importan a Francia esta forma de protección del sol, usada habitualmente en Persia.
Contraventana |
persiana.
1. f.
Especie de celosía, formada de tablillas fijas o movibles, que sirve
principalmente para graduar la entrada de luz en las habitaciones.
Celosía |
Antes del siglo XVIII, la forma habitual de protegerse de los
rayos del sol era mediante celosías, o contraventanas.
Es en el siglo XVIII cuando el uso de las persianas se extiende por la Francia de la
Ilustración y de ahí al resto de la Europa del sur, pero no a la del
norte debido a que las molestias del sol no existen o son mínima.
Y ya que sabemos el origen de la persiana, ¿que tiene que ver la celosía con los celos?, pues según me explicó mi querido maestro Ángel González-Palencia, en un viaje de estudios a Granada, "la celosía era una forma de separar zonas dejando paso a la luz pero impidiendo que desde fuera, a menos que estés pegado a ella se vea el interior", "tu puedes ver a través de ella, pero a ti no te ven, imagina el harén real, donde el califa estaba retozando con su querida, ¿quien estaba detrás de la celosía?, pues las celosas esposas, imagina al gordo califa despachando con el general de turno la campaña de ataques próxima, ¿donde se esconde el "celoso" hermano que quiere quitarle el trono?".
Cierto es que la celosía no tiene su origen en Arabia, tanto en la India y China es comúnmente utilizada, y en todo el occidente, aparte de elemento para aislar, en decoración de iglesias y palacios, aunque tenemos maravillosos ejemplos en el arte del califato, su uso es anterior, probablemente de la Grecia clásica.
Con la idea de que la riqueza de un país depende del trabajo de
sus ciudadanos, el uso de las persianas fue desincentivado en algunos
países, llegando a proponer, Benjamin Franklin, "que las campanas de todas las Iglesias suenen al
amanecer para que los habitantes estén dispuestos para el trabajo desde
que sale el sol hasta el atardecer".
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